FRANCISCO: CADA ABUSO ES UNA HERIDA ABIERTA EN EL CUERPO DE CRISTO
El Papa Francisco recibió a 45 miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores el viernes 29 de abril en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico. En este sentido, expuso la futura misión de esta Comisión, que forma parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, incluyendo la introducción de un informe anual y una colaboración más estrecha con todos los demás dicasterios.
"Os agradezco a toda vuestra dedicación a la labor de protección de los niños, tanto en vuestra vida profesional como al servicio de los fieles. Los niños y las personas vulnerables están hoy más seguros en la Iglesia, también gracias a vuestro compromiso", comenzó diciendo el Papa, recordando que la Iglesia no sólo debe ser un lugar seguro para los niños y un lugar de curación, sino también "plenamente responsable de promover sus derechos en todo el mundo".
Por su amor, Dios transforma el sufrimiento
En efecto, no faltan, por desgracia, situaciones en las que la dignidad de los niños se ve amenazada, lo que debe preocupar a todos los fieles y a todas las personas de buena voluntad, dijo el Papa, mencionando los casos de abusos.
"El camino de la curación es largo y difícil, requiere una esperanza bien fundada, una esperanza en Aquel que fue a la cruz y más allá de la cruz. Jesús resucitado llevó, y lleva para siempre, las cicatrices de su crucifixión en su cuerpo glorificado. Estas heridas nos dicen que Dios nos salva no 'saltándose' nuestros sufrimientos, sino a través de nuestros sufrimientos, transformándolos por el poder de su amor", explicó el Obispo de Roma, reiterando que el abuso, en todas sus formas, es inaceptable.
Abuso indeleble
"El abuso sexual de los niños es especialmente grave, porque es un ataque a la vida en su plenitud. En lugar de prosperar, la persona maltratada queda herida, a veces de forma indeleble", denunció con firmeza, citando el ejemplo de una carta recibida recientemente de un padre cuyo hijo había sido maltratado. "Debido a esto, no se le permitió salir de su habitación durante muchos años, arrastrando las consecuencias de este abuso a diario, incluso dentro de la familia. Las personas maltratadas se sienten a veces atrapadas
entre la vida y la muerte. Son realidades que no podemos suprimir, por muy dolorosas que sean", subrayó Francisco.
La Comisión en el momento del Praedicate Evangelium
Así, el testimonio de los supervivientes representa "una herida abierta en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia". Por ello, el Papa instó a la Comisión a trabajar con diligencia y valentía para dar a conocer estas heridas, buscar a quienes las sufren y reconocer en ellos el testimonio de nuestro Salvador sufriente. "Este es el camino para todos nosotros: obispos, superiores religiosos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, catequistas, fieles laicos. Cada miembro de la Iglesia, según su condición, está llamado a asumir la responsabilidad de prevenir los abusos y trabajar por la justicia y la sanación", repitió el Santo Padre, antes de detallar el futuro papel de la Comisión a través de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium. Se convierte en parte integrante de la Curia Romana, dentro del dicasterio para la Doctrina de la Fe. "Algunas personas podrían pensar que este emplazamiento podría comprometer su libertad de pensamiento y de acción, o quizás incluso disminuir la importancia de los asuntos que le conciernen. Esa no es mi intención y no es lo que espero. Y os invito a estar atentos para que esto no ocurra", dijo el Papa. Francisco ha querido insistir en la "independencia" de la Comisión, aunque integrada en el organigrama de la Curia Romana y del Dicasterio, pero "independiente, con un presidente nombrado por el Papa".
Compromiso de la Iglesia Universal y de las Iglesias particulares
La Comisión para la Protección de Menores se ha creado dentro del dicasterio para tratar los abusos sexuales cometidos por miembros del clero. El Santo Padre dijo que esperaba que propusiera los mejores métodos para que la Iglesia proteja a los niños y a las personas vulnerables y ayude a los supervivientes a sanar, teniendo en cuenta que la justicia y la prevención son complementarias.
"Vuestra estrecha colaboración con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y otros dicasterios debería enriquecer vuestro trabajo y, a su vez, el de la Curia y el de las Iglesias locales. Dejo a la Comisión y al dicasterio la tarea de encontrar la manera más eficaz de hacerlo. Trabajando juntos, concretan el deber de la Iglesia de proteger a los que le han sido confiados. Este deber se basa en la comprensión de la persona humana en su dignidad intrínseca, con especial atención a los más vulnerables. Compromiso a nivel de lade la Iglesia universal y de las Iglesias particulares implementan el plan de protección, curación y justicia, según sus respectivas competencias", dijo.
Informe anual al Papa